Pese a su situación, Barragán realiza su labor con dedicación y empeño. Cuenta que una de las mayores emociones que siente en su trabajo de reciclaje es cuando encuentra ropa, ya que eso significa que puede llevarla a casa para sus hijos.  Los ojos de sus pequeños se iluminan de alegría cuando ven a su madre llegar con su tesoro: ropa nueva para ellos. 

“Cuando mis hijos me ven llegar lo primero que me dicen es; ¿Mamá qué me trajiste? Y yo lo que le saco es la ropa, y ellos se emocionan porque para ellos eso es nuevo”, comentó.

Un día, mientras trabajaba, recibió una llamada de ADRA Colombia. Le informaron que ella y su familia habían sido beneficiadas con ayuda alimentaria.

“En ese momento me emocioné muchísimo, le decía a la muchacha: no te entiendo bien, dime, estoy muy contenta, pero quién habla, pero cómo así una ayuda alimentaria, ¿cómo así?”, relató Bezabeth. “Me pasaron por la mente muchas emociones, me alegré muchísimo”, expresó. 

A Bezabeth le costaba entender que alguien se preocupara por su situación y le brindara una mano amiga en medio de su necesidad. Desde ese momento, todo cambió.